Por Redacción
Aunque durante años ha sido asociado exclusivamente con problemas de resequedad, el lubricante íntimo está rompiendo tabúes y consolidándose como un verdadero aliado para una vida sexual más cómoda, segura y, sobre todo, placentera.
Hoy, especialistas en salud sexual subrayan que su uso no solo es recomendable, sino que puede transformar positivamente la experiencia íntima en múltiples escenarios: durante el sexo con pareja, en la masturbación o al utilizar juguetes sexuales. Y no se limita a eso: también puede facilitar la colocación de productos menstruales como la copa o el disco menstrual.
Lubricante: placer, comodidad y prevención
“No necesitas esperar a sentir molestias para usar lubricante. Es una herramienta que mejora la experiencia sexual desde el principio”, afirma Lizbeth Ortiz, psicóloga y educadora en sexualidad de M de Mujer. Enfatiza que su uso no debe asociarse con falta de deseo o alguna “disfunción”, sino como un recurso para hacer del placer una experiencia más cómoda y variada.
De acuerdo con un estudio realizado en Estados Unidos, el 65.5% de las mujeres encuestadas dijeron haber usado lubricante alguna vez en su vida; de ellas, el 58.3% lo hizo durante el sexo y el 49.6% en juegos de pareja. Cifras que evidencian una tendencia creciente a normalizar su uso.
¿Cuál es el mejor tipo de lubricante?
El Dr. Eduardo López Ceh, médico ginecólogo y asesor de salud sexual por parte de M de Mujer, recomienda elegir lubricantes a base de agua, por su alta compatibilidad con preservativos y juguetes sexuales, y porque no manchan ni irritan la piel.
“Agregar lubricante extra en el exterior del condón puede evitar fricción y molestias, algo que muchas personas no consideran pero marca la diferencia”, explica López Ceh.
Más que placer: salud íntima
La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda el uso de lubricantes como una práctica que, además de incrementar el placer, previene accidentes como la ruptura del condón o deslizamientos. En prácticas sexuales como el sexo anal, su uso es considerado esencial debido a la falta de lubricación natural en esa zona.
También puede ayudar a aliviar molestias por resequedad vaginal, ardor, comezón o prevenir infecciones urinarias recurrentes, frecuentemente asociadas con la fricción sin suficiente lubricación.
En tiempos donde el autocuidado y el disfrute del propio cuerpo van ganando espacio, el lubricante ya no es una opción secundaria, sino una herramienta poderosa para enriquecer la intimidad —con libertad, sin prejuicios y con mucho placer.
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